BAZAR LA PLAYA



Esta playa en verano es un bazar, un mercado árabe, un lugar de cruce y cambio de mercancías. Allí se arremolinan gentes de todo tipo de estados y condiciones. Una playa es un bazar, un zoco.  Es cierto. Es lo más parecido a lo que los sociólogos llaman una "red social": un lugar donde las gentes piden ayuda y encuentran soluciones. Tal vez uno de los mayores errores que algunos hemos cometido sea haber confundido la playa con un centro de salud mental. CASA-BAZAR-TRABAJO. ¿Ya no te acuerdas Rogelio de aquella cantina, del viejo Anselmo y su acordeón.....? Y nos despertaba el sol...Todo esto pasó. Aunque cueste creerlo. Y no se puede borrar el pasado. El problema no es equivocarse. Es persistir en el error. 






Pero sí, la playa en verano es un mercado, una rotunda estructura social.







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Una mujer hace un comentario a un artículo reciente de Milena Busquets. "Sí, tienes razón, tal vez solo debiéramos escuchar a las personas que nos escuchan apasionadamente". 
Arrumbado el estoicismo, arrinconada la resignación, proscrita la resiliencia, nos queda esto. El emotivismo: Las cosas son buenas o no si me ponen cachonda. Y hasta aquí hemos llegado.


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Todo lo que dices es cierto. No conocerás una ciudad hasta que no haya al menos media docena de lugares que sean solo tu nombre.





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2 Responses to “ BAZAR LA PLAYA”

  1. Malas noticias para el frente nudista de la tercera edad. La escisión es un hecho. El núcleo auténtico se ha hecho fuerte. Como medida de protesta, el sector tradicional, más conservador y añejo, renuncia al top less. Pensaba que en breve volverían a estar todas juntas pero lo dudo. La distancia ha crecido. Ya no son 4 sombrillas como lo eran ayer. Ahora ya son más de 15. Un abismo. La líder de la facción tradicional no ha querido hacer declaraciones pero las posturas son, a día de hoy, irreconciliables. Ponerse la parte superior del bikini y desplazarse hacia el arenal del hospital son la clara demostración de que el asunto tiene mal arreglo.
    Mientras el cisma crece la playa se retroalimenta de nuevas perplejidades. La más genuina es la figura del rastreador de tesoros. Este año observo máquinas más sofisticadas y potentes. El nuevo perfil del buscador de tesoros también ha cambiado. Ahora hay incluso mujeres. He entrevistado a una de ellas. Se llama Irene. Afirma con orgullo que fue la primera mujer en bajar a la playa con el rastreador. Al principio los hombres me miraban con desdén pero poco a poco fui demostrando mi nivel. En el campeonato de la virgen de agosto de 2016 quedé segunda. Localicé una bala, un anillo, 6 monedas de cincuenta céntimos y un submarino de miniatura que estaba enterrado desde la guerra civil. Quedar segunda fue un gran impulso, todo hay que decirlo. ¿Quieres decir algo más Irene?, sí, animo a todas las mujeres que hasta ahora no se han atrevido a bajar a la playa con rastreadores de tesoros que no se lo piensen. Es un mundo apasionante y lleno de posibilidades. Gracias Irene, un placer entrevistarte. Pero por favor, deja de rastrearme los huevos, son sólo eso: huevos.

    viejo Casale

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