Hasta la playa se ha vuelto hoy mediterránea. Solo nos faltan unas cuantas palmeras para que esto parezca Levante. El mar está en una calma completa, fabulosa. Las olas llegan a la orilla como si fuese un río. Anoche hubo una luna maravillosa que sigue iluminando la mañana. El cielo, diría Pla apurando la frenada, tiene la consistencia de un cojín de plumas de canario. Me faltan unos cuantos bañistas desnudos en la playa. Y Sorolla.
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Mishima. ¿Por qué me atraerá tanto Mishima? No lo entiendo.
Y es que habla de lo que sabe. Lo que me despista más aún. Es un escritor muy limpio, aseado, de los que no se para en ambages. Me dice una frase que me estremece: "La forma suprema de amar es en silencio. Una vez que se revela, pierde la fragancia y se hace pequeño. Suspirar por el ser amado, morir sin ni siquiera pronunciar el nombre de ser amado. He ahí la esencia del amor."
Bueno. Mishima es un exagerado y su querencia por la muerte es un poco cansina. Es incapaz de ver en el cielo oscuro un puré de guisantes o en un amanecer como el de hoy el color anaranjado del lomo de un salmonete. Pero Mishima dice cosas importantes: " Hoy el amor es un asunto de pigmeos, los amantes ya no tienen ese valor capaz de superar cualquier obstáculo, han perdido el horizonte ilimitado que dan los sentimientos humanos... Tokio está lleno de pigmeos."
Mishima, Pla exageran su argumentario de tanto mirarlo y remirarlo. Pero en ellos hay algo de sano. La reflexión, esa capacidad torera de parar, mandar y templar sobre el folio en blanco.
Temo que Mishima se haya adelantado al disco rayado de la sociología de C. Rendueles. Pero en valiente.
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Ya ha salido el especial JOTDOWN, ISLAS, el trimestral. Es un gran número. Lo abre Montano hablando de Ibiza. Yo publico la increíble peripecia de Ignacio Aldecoa, su gran novela Parte de una historia y la vida entregada al recuerdo de su esposo añorado que hizo mi paisana Josefina R. Aldecoa. A la noche, llegan dos líneas muy breves desde de otra playa, de gente que se sabe: "El artículo es realmente bueno y Parte de una historia, una gran novela." Me doy por satisfecho.
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-¿Y el pan, como le gusta a Usted el pan en el desayuno?
-Integral, como todo en la vida. Lo más integral posible.
-Yo prefiero la mítica hogaza. Una buena y larga rebanada de pan de leña. Con todos sus glutenes bien puestos.
Desayunando. Y la concha sigue brillando sin descanso. Los panes son un tema para tirarse hablando la mañana.
La palabra Levante me provoca urticaria.
ResponderEliminarviejo Casale
Esta mañana ha sucedido lo imprevisto. Al asomarme a la plaza donde el Habichuelo manda he visto un grafiti en el suelo. Decía así: "Sólo quiero ser tu amigo". Junto al texto había un retrete dibujado. Está claro quién lo ha hecho y quién es el destinatario. Al llegar al trabajo había una postal esperándome. Estoy invitado a comer.
ResponderEliminarViejo Casale
La comida ha sido un éxito. Hubiera sido un error dejarme llevar por mis prejuicios. El hombre del retrete es un visionario. Me ha propuesto un negocio infalible: vender escobillas en los hoteles. La idea de expansión está realmente bien pensada. Es el momento ideal para pegar el pelotazo. Al igual que yo, él también ha detectado la ausencia de escobillas en los cuartos de baño de los hoteles. Se trata de relanzar el producto, volverlo de nuevo imprescindible. La estrategia de marketing es luminosa: ESCOBILLAS VINTAGE, cague como siempre. No puedo estar más de acuerdo. Con los postres nos hemos venido arriba. Me ha invitado a un par de rallitas de pica pica. Este hombre es un verdadero emprendedor.
ResponderEliminarViejo Casale
Esta misma tarde pediré la excedencia en mi trabajo. A la noche hablaré con mi mujer. El verano promete. Nos hemos dividido la península en dos. El Norte para él, el sur para mí. Lo hemos hecho a pares y nones, para no levantar envidias. Me ha facilitado el catálogo, la tarifa y los contactos. Después hemos visto el vídeo de Muchachada Nui, "Portero y Peluquero". Estoy tan ilusionado con este nuevo proyecto que posiblemente deje de escribir para siempre. Ya he publicado un libro y sé lo que se siente: poca cosa. Vanidad, sólo eso. En cambio, vender escobillas y ayudar al prójimo a sentirse cómodo en la intimidad del retrete estimula mi ser en lo más íntimo. no hay color. ¿Quién coño quiere ser escritor pudiendo vender escobillas?
ResponderEliminarViejo Casale
Jajajajjajaja¡¡
ResponderEliminarEl Viejo Casale rules¡¡¡
Lo de las escobillas es un verdadero dolor.
ResponderEliminarNo sabía que era tan querido en el trabajo. Cuando he comentado lo de la excedencia han descorchado dos botella de cava. Enseguida han sacado un documento ya redactado donde se leía "Cese voluntario". Han sido tan amables que lo he firmado sin leerlo siquiera. "No hace falta que vuelvas mañana, es más, puedes cogerte la tarde libre", me han dicho con grandes muestras de simpatía.
ResponderEliminarPor un lado, y viendo lo bien que se lo han tomado, me ha sabido mal irme. No sabía que me quisieran tanto. Ahora estoy en el ciber. Debo ser el último español que escribe en un locutorio.
viejo Casale
Jajajajaja!!! En un ciber!! Pero si todo el Islam lo hace!!!
EliminarBien, ya tengo el catálogo de escobillas. Me lo tengo que aprender en dos días. El lunes salgo a la carretera. Empezaré por Cullera. El clásico Hotel Sicania me espera para romper mano. Romper mano es un eufemismo. El mundo de las escobillas es fascinante. Las hay para todos los públicos. De plástico, de caoba, incluso de cachas nacaradas. La de cachas nacaradas está inspirada en una canción de 091, Otros como yo. Es mi preferida. Con mi escobilla de cachas nacaradas he afilado el último rayo de sol. Me siento un hombre nuevo. Nunca hasta ahora había sido tan consciente de mi lugar en el mundo. Luego subiré un aforismo de Rafael Argullol. Cambiar de vida.
ResponderEliminarviejo Casale
Jajajajaja! Viejo, dale una escobilla Argullo. Esa es la performance rompedora.
EliminarMi nueva vida como vendedor de escobillas no es un simple capricho. Mejor que yo lo expresa Rafael Argullol en El cazador de instantes.
ResponderEliminar"Cambiar de vida: cuando ese mandato se impone en nuestro interior ya no debemos dar marcha atrás, aún a costa de perder lo que amamos. Sobre todo lo que amamos. Abandonar lo odioso o lo indiferente no requiere ningún cambio: abandonar lo que se ama es el duro precio que la vida exige para cambiarse a sí misma"
Viejo Casale
Mira, gústame esa traca de Argullol. Como Margarit 30 años antes.
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