De la excelente canción del grupo Love:
Supo el genio de Germán Coppini sacar este himno que tituló MUJER:
Yo no crecí escuchando himnos tribales ni canciones de cuna ni canciones protesta. Yo crecí, sin pérgolas ni tenis, en aquellas tardes de sábado que empezaban mirando a los ojos de la gente y acababan cuando el pinchadiscos pasao de todo pinchaba "Colecciono moscas". De ahí que me joda que se muera este tipo, Coppini, un tímido de libro.
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Estas tardes de frío, viento y aguaceros. Me entono con un café solo bien caliente y me alumbro con la claridad que desprende la inacabable espuma de las olas del mar en la resaca. Ya puestos, qué mejor deleite que embriagarse con la intimidad que procura la escritura.
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El Caso Collini. Gran novela. Aunque no es una novela sensu stricto sino un reportaje periodístico autobiográfico donde los protagonistas reales ocultan sus nombres. Es la tercera obra del abogado Von Schirach, tras los grandiosos Crímenes y Culpa. Von Schirach, como bien cuenta Cecilio de Oriol en el blog de al lado, es un abogado alemán que un día descubre que su abuelo había sido uno de los más altos mandos de las SS. De ahí, hasta hoy. No ha podido dejar de escribir. Aunque él diga que ha logrado esquivar la sombra de sus antepasados nazis....
Buenas tardes. Y buena suerte
ResponderEliminarAyer volví a subir en un bus de línea. Pedazo invento los autobuses urbanos. Mientras un viejo contaba su exilio en México un chaval hacía y deshacía el cubo de Kubrik cronometrándose. Yo intentaba leer "Lo que cuenta es la ilusión" de Vidal Folch pero enseguida lo cerré. La historia del viejo era realmente buena y los malabares del chaval me tenían hipnotizado. En una de esas le pregunté cuanto había tardado. 23 segundos dijo el chaval. Increíble, dije yo. Bueno, antes lo he hecho en 17 remató el muchacho. En esas subió un yonki con una tableta de turrón y se sentó junto al artista del cubo. Como ya no podía maniobrar con las dos manos empezó a armarlo y desarmarlo sólo con la izquierda. A la altura del Puerto el yonki se bajó. Llovía sobre Valencia.
ResponderEliminarBT
Sarapo, ¿sabes que te digo?
ResponderEliminarEl clavel que me diste
lo tiré al pozo.
Lo tiré al pozo
el clavel que me diste,
lo tire al pozo.
Yo no quiero claveles
de ningún mozo.
Y hasta me pesa
ay mi morena y ole,
y hasta me pesa
el tiempo que lo tuve
en la cabeza.
Sarapo, ¿sabes que te digo?
ResponderEliminarEl clavel que me diste
lo tiré al pozo.
Lo tiré al pozo
el clavel que me diste,
lo tire al pozo.
Yo no quiero claveles
de ningún mozo.
Y hasta me pesa
ay mi morena y ole,
y hasta me pesa
el tiempo que lo tuve
en la cabeza.