HARTAZGO DEL INSOMNE

Hay días en los que uno está para muy poco trote. Y no sé muy bien qué hacer esos días: si desaparecer del mundo, si recuperar horas de sueño perdido o hacer un esfuerzo por no bajar la cabeza y seguir trabajando. Al final nunca hago nada de lo previsto y acabo yendo a la playa a pasear y a repetir mentalmente, obsesivamente, que no puedo volver a cometer ciertos errores.

Claro que los tiempos han cambiado mucho. Que lo que sucede en el ambiente laboral ya no tiene nada que ver con lo que pasaba hace 10-15 años y que aún idealizo situaciones que ya no pueden mantenerse en el tiempo. Y que nunca volverán. Pero también se abren miradas nuevas muy recomendables que no hay que dejar pasar. Su postergación sería imperdonable. De hecho, ya estoy haciendo cosas diferentes que estimulan el crecimiento, como a Messi le hizo la GH.

Pero a poco que me descuido, o al primer golpe de mar, no puedo evitar que me llegue a la cabeza una sensación cansina, como de hartazgo, reverberación o de resaca. Y es triste porque el primer arrebato es cortar con todo lo que se enfrenta en mi cabeza. Aunque hay días que son otros, cercanos,  los que tienen días aún peores. Pero yo, eso lo aguanto. 


Hoy hablé un rato con Fernando, un amigo que está pasando por un momento delicado, con su esposa enferma de un problema oncológico grave y que tiene que cuidar de dos hijos casi adolescentes. Suerte que son chicos educados y responsables y colaboran en llenar el hueco que deja la ausencia de la madre, encamada y sin apenas movilidad autónoma.Y lo cierto es que, en pleno diálogo, no sé de donde me surgió una tonelada de ánimos y aliento. Intuí que tanto como a Fernando me los daba a mí mismo. Pero no me quitaba de la cabeza el recuerdo de tantos ratos compartidos. Son buena gente y siempre me han querido. No me gustaría estar ante "los buenos días perdidos".

Eso de que sean buena gente y que lo estén pasando apretado a varios niveles es lo que me pone agrio cuando veo otros comportamientos frívolos y poco respetuosos con los bienes públicos aunque den golpes de pecho jurando defenderlos. Se juran demasiadas cosas que  se traicionan a diario. La mentira, motor del mundo, decía Revel. Esto sigue siendo cierto. Y la cara, de cemento.





Soy un mal juez conmigo mismo. Pero creo que nunca he descalificado a nadie que no me haya mentido antes y de forma reiterada. Como soy un espelecido tardo en enterarme… Tengo algunos escritos muy curiosos, firmados y sellados por defensores del orden, de la transparencia, de la democracia y de lo que les pongan delante.. demostrando lo poco que les importa eso mismo y que lo dan todo a cambio de poder y de dinero. El resentimiento es un potente motor de cambio. Fíjense en el poderío de lo “sadomaso” en Finlandia, la Atenas de las políticas welfare.

Por ejemplificar, me siento como el anciano nazi protagonista de "La caja de música", aquella película con Jessica Lange. Negaba con  vehemencia los crímenes cometidos en su juventud porque, en realidad, él ya no era el mismo. Habían pasado casi 50 años y no tenía ya nada que ver ese anciano fuertemente asimilado a yanqui con aquel asesino de judíos indefensos. Pero eso pasa en las películas. En el fondo, pese a la visera de los Knicks, latía el mismo personaje. 

Salvando las distancias que la muerte impone, el hartazgo es un poco esto. La sensación de que tengo muy poco que ver con el pasado. Cada vez menos. Por ejemplo. Porque la pandemia ha acelerado muchos acontecimientos y ha liquidado otros tantos que ya estaban muertos. Porque confié en gente inestable (tópico entre tópicos, I know) y viceversa; porque ahora han surgido, la vida es ondulante, personas que desbordan ideas, energía y entusiasmo; porque los buenos siguen donde siempre han estado. Pero me temo a mí mismo. Porque aún no acierto a comprender porqué hay gente que no queriendo verte  insiste en invitarte a su casa y a sus fiestas. ¡Pero si estamos tan a gusto lejos..!

Tiene razón mi último contertulio de la noche cuando yo le aconsejaba que descansase lo más posible, que todo relajo cuando estamos tensos, es muy positivo. "Si yo quiero descansar, claro, y sé que me hace bien.... pero como no existe el libre albedrío". Iba a replicarle pero pensé que sería otra media hora al teléfono y me callé pensando: Ni la libertad, querido, ni la libertad.... 

Leía hoy un fragmento de las cartas de Abelardo y Eloísa, siglo XII, que Diego Gracia usa como linimento anímico. Y pensaba en el pobre Abelardo descrito por Eloísa. Su vida era la de un cirineo torturado. Pero con una mujer que le adoraba hasta escribir para él las palabras más hermosas y amorosas que he leído en muchos años. Pero pobre Abelardo... Vaya cuadrilla de alimañas tenía a su lado... 




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Tanto nadar para acabar dando un pelotazo en el pueblo. ¿Para esto hicimos tantos esfuerzos y juramentos? Lo cuentas y no te lo creen. 


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Creo que tengo derecho a guardar silencio. Ese derecho, al menos. Soledad y silencio.


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Cada entrada en el blog es un alivio. Y una hora menos de sueño. La victoria de Macron en Francia es un alivio. Queda mucho por cambiar, por mejorar. En España, los partidos mayoritarios han reforzado sus estrategias contra la corrupción y el fraude. Controlan mejor los accesos y han pintado los cristales. Todo en orden y concierto.

This entry was posted on martes, 12 de abril de 2022. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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