LA PLAYA Y EL VIENTO





No siempre la playa es un lugar apacible. Hay tardes en que el viento sopla con tal fuerza en el arenal que es difícil pasear. Además, la arena que llega de las dunas te embadurna la ropa y te aturde y te ciega. 
Ayer, ya cerca del anochecer, se desató el vendaval. No se podía caminar, cada paso que dábamos parecía un sketch de Tricicle, puro cine mudo. Así que optamos por tomar unas cervezas y charlar un rato con calma. Hacía mucho que no veía a C. aunque hablamos por diferentes vías casi a diario. C. es uno de los mejores residentes que se ha formado en Avilés y ahora es uno de los mejores psiquiatras de Murcia. Es imposible que esto que digo no sea cierto.Anoche recordábamos que son ya 14 años organizando este sarao de finales de junio. Y recordábamos las años que compartimos trabajando. Y el susto que me llevé el día que me dijo que se volvía a su tierra, que era la salida más lógica del mundo. Pero uno siempre ha querido tener a su lado personas válidas y buenas. Y C. ha sido y sigue siendo una de ellas. Con C. y T., su pareja, visité el paisaje lunar de la bahía de Portmán hace un par de primaveras. Puedo recordarnos a los tres caminando con sigilo y suavidad por aquella playa convertida en escombrera donde la arena, al pisarla, parecía cartón piedra. Era como pasear por las arenas rojizas de Marte pero sin viento en las venas. No hay amistades. No puede haberlas. Hay momentos de amistad donde la vida se remansa, te piensas y te das cuenta de que algo bueno tiene que pasar siempre que dos personas se encuentran.














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El buen escritor que es Julio Llamazares está adoptando la fea manía de escribir ciertas columnas con varios años de retraso. Y no es que sea un cuestión de urgencia, en sí. Es que cuando llegas al tercer párrafo te das cuenta de que eso ya se los has leído antes a 10 autores. Y pasas página, claro.


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Las mañanas. Escuchar a Gould, el café recién hecho y contemplar hipnotizado esas olas amoratadas de frío que llegan a la playa lamiendo la arena. ¿Cómo puedo confiar en mi alegría después de tanto amor y tan fracaso, que decía mi paisano Claudio Rodríguez, el mejor poeta del siglo XX en castellano? Planes para el día: Leer a Tallón, subrayar a Tallón, criticar a Tallón. Y beberme la lluvia si me dejas.




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