HUBO ALGO QUE NO FUE COMO DIJERON EN UN LIBRO DE JJ MILLÁS (columna de hoy en La Nueva España)


HUBO ALGO QUE NO FUE COMO DIJERON EN UN LIBRO DE JJ MILLÁS


El pasado día 2-2-2018 el escritor Javier Marías firmó en el El País Semanal un excelente artículo titulado  OJO CON LA BARRA LIBRE, donde daba cuenta de los  excesos surgidos a raíz de las denunciadas efectuadas por varias mujeres que dicen haber sido acosadas por el productor de cine Weinstein.
Escribe Javier Marías: “Ahora el movimiento MeToo y otros han establecido dos pseudoverdades: a) que las mujeres son siempre víctimas; b) que las mujeres nunca mienten. En función de la segunda, cualquier varón acusado es considerado automáticamente culpable. Esta es la mayor perversión imaginable de la justicia. En vez de ser el denunciante quien debía demostrar la culpa del denunciado, era éste quien debía probar su inocencia, lo cual es imposible. De hecho, en esta campaña, se ha prescindido hasta del juicio. Las redes sociales (manipuladas) tal vez sean culpables, pero basta con la acusación, y el consiguiente linchamiento mediático, para que Spacey o Woody Allen o Testino pierdan su trabajo y su honor, para que pasen a ser apestados y se les arruine la vida.”

Tiene mucha razón Javier Marías. La primera consecuencia nefasta de todo esto es que probablemente, las mujeres ciertamente abusadas, no sean capaces de dar la cara para exigir justicia porque una vez que se da crédito a las víctimas por el hecho de decir que son tales, solo se abre el camino a ajustes de cuentas, venganzas, linchamientos, etc. Nada que ver con la Justicia desde donde se ha sabido siempre que las mujeres mienten tanto como los hombres.

El artículo de Javier Marías es excelente y muy difícil de cuestionar. Algunos admiradores lo han calificado de “valiente”. Aquí tengo yo más dudas. Escribir ahora sobre el fenómeno “Me too” está de moda como lo estuvo el “Síndrome de la Falsa Memoria”, que descubrió Elizabeth Loftus y que encubría miles de incestos entre padre e hijas según contaban las hijas en psicoanálisis y que llevó a cientos de padres a prisión por delitos cometidos sin mas prueba que la palabra de sus hijas contra ellos  o las “Mentiras Blancas”, que acuñó Arcadi Espada en su libro “Raval” para referirse a las mentiras que cuentan los niños presuntamente abusados en los peritajes en los tribunales por temor, por obtener ventajas o por varios motivos más.









Según iba leyendo el artículo de Marías recordaba un caso que dio mucho que hablar en España hace 14 años: el affaire entre la concejal Nevenka Fernández y el alcalde de Ponferrada, Ismael Alvarez, que sirvió a un escritor tan poco sospechoso de objetividad como Juanjo Millás para escribir su libro “Hay algo que no es como dicen” (2004) donde respaldaba paso a paso, beso a beso, la versión de la popular Kenka que consiguió sentar a su expareja sentimental, el alcalde, en el banquillo y que fuese condenado por “acoso sexual” cargo, que tras apelación fue cambiado por “acoso”.
El tema fue el de casi siempre. Una pareja se rompe. Ella quiere irse, él no quiere que se vaya… Ambos pasan una noche dura y larga en un hotel de la estepa castellana, el alcalde que para demostrar que la quiere hasta el alma mientras ella llora, tiene el buen gusto de hacerse una masturbación “In situ “ ante ella  y esas cosas que tanto gustaban a revistas como el Lib o el Penthouse. Vueltos a Ponferrada, el alcalde quiere seguir, ella no, hasta que ella se cansa y le denuncia, casualmente a una concejal del PSOE que pasaba por allí. Charo Velasco, la concejal, escucha el testimonio de Kenka y pone la maquinaria judicial en juego. Es alucinante el cientifismo que practican en temas tan delicados la concejal Velasco y Millás. Escribe Millás: “Me dice Charo Velasco: la he visto y tiene cara de violada…” Bueno, Charo Velasco es pediatra.. algo sabrá de periciales, claro…
La inquina de Millás llegó a concluir que ni los colectivos feministas habían apoyado a Nevenka porque era una  “mujer del PP”. Hay que suponer que buscaron el linchamiento de Álvarez por un motivo similar. Cuando al periodista Millás le preguntaron por su libro, dio una de las respuestas más inauditas que he podido degustar como lector. En un coloquio alguien le preguntó como es que no había ningún testimonio del alcalde, como no había dejado lugar a que el acusado ejerciese su defensa. Millás contestó que su historia era absolutamente subjetiva y que se había inspirado para escribirla en “Relato de un náufrago”, de Gabriel García Márquéz, donde el narrador, pese a estar rodeado por tiburones nunca les preguntó a los escualos la opinión que tenían de él.
Bueno, cuando lo de Nevenka, muy pocos periodistas fueron valientes, muy pocos reivindicaron la presunción de inocencia y la Justicia. Entre ellos no estaba Javier Marías, que ahora sí que se suma, y bienvenido sea, a e este carro que pretende conseguir que el fenómeno “Me Too” no acabe con ese derecho democrático tan básico e importante para la convivencia ciudadana como es la correcta aplicación de la Justicia.


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